Estamos en este momento viviendo las increíbles hazañas de atletas profesionales (y no
tan profesionales) que participan en las olimpiadas de Rio de Janeiro. Vemos en
todos los noticiarios las proezas de Michael Phelps en el agua, la increíble
velocidad de Usain Bolt o los logros de diferentes equipos y personas que
perseveraron hasta el extremo, para desarrollar su disciplina olímpica al
máximo nivel y triunfaron.
Y es
claro que todas estas personas, nos
muestran cuales son los límites actuales de las capacidades físicas de la
humanidad y por ello son valorados y respetados en el mundo entero.
Sin
embargo, quiero comentar en este post un par de detalles que me parecen
relevantes y que estoy seguro que muchas personas no han detectado acerca de
los Juegos Olímpicos.
Las
Olimpiadas son un negocio de lo bello: y lo bello es rentable!.
Por
un lado, las enormes infraestructuras cada vez más futuristas e increíbles,
permiten a ciudades y países, el reinventarse y mostrarse al mundo.
Desde
los estadios para miles de personas que cambian de forma, color y estructura
hasta las villas olímpicas, todo esta diseñado para mostrarnos la belleza y
poderío del país anfitrión ocultando al mismo tiempo, sus carencias como
sociedad y país (desigualdad, decadencia social, contaminación, pobreza etc).
Sin embargo, este hecho visto desde una perspectiva más global es bueno para la
población y la sociedad anfitriona, tanto de manera directa como indirecta.
Por
otro lado no se si lo habrán notado pero los atletas olímpicos son cada vez mas
bellas y guapos, y esto es claro, así se vende mucho más. Solo hay que hacer
una rápida búsqueda por internet para encontrar artículos sobre “Las 14 atletas
más sexys de las olimpiadas” o “Los 10 deportistas más guapos de las
olimpiadas”.
Curiosamente,
estos participantes, se encuentran desarrollando disciplinas con gran
repercusión mediática y comercial, donde el equipamiento necesario es compartido,
buscado y consumido por millones de usuarios de todo el mundo. Qué niño no
sueña con pertenecer al universo de “footbolistas galácticos” y ganar miles de
millones jugando al football al comprarse las zapatillas de Neimar o la
camiseta de Ronaldo… La respuesta es
clara, el que no puede comprarlas…
Pero
no me malinterpreten, no es que esté en contra de toda esta industria de lo
comercial y lo bello. De lo deportivo y lo mercantil. Como cirujano plástico y
estético sería una hipocresía por mi parte afirmar esto. Creo además que la
búsqueda de la perfección en el deporte trae consigo el desarrollo de una
fisionomía más sana y por ende más bella (salvando claro esta, algunas
disciplinas deportivas que por sus características limitan el desarrollo y
crecimiento normal de sus practicantes). Así que el axioma “belleza es salud”, o mejor dicho "salud es belleza",
sin duda es para mi una norma.
Pero
en este caso particular, al hablar sobre las olimpiadas, mi reflexión se acerca
más hacia mi faceta como cirujano reparador y es que con el paso de los años,
cuando pienso en olimpiadas, en deporte, superación y esfuerzo, cada vez más
tiendo a pensar en las personas que tras sufrir enormes tragedias, accidentes y
lesiones, son capaces de superarse a si mismas y a los demás. Capaces de desarrollar
disciplinas olímpicas de gran complejidad que implican no sólo una “perfección
física o anatómica”, sino también una perfección mental y una voluntad de
hierro. Me refiero por tanto a los atletas paraolímpicos.
Del
mismo modo encuentro ya no curioso, sino más bien cruel, el hecho que estos
atletas y disciplinas olímpicas sean prácticamente desconocidos y marginados en
nuestra sociedad de lo bello y lo anatómicamente perfecto.
Creo
honestamente, que la capacidad de superación del ser humano es prácticamente
infinita. He constatado en incontables ocasiones, cómo al tratar a pacientes de
graves lesiones físicas y funcionales, es tan importante el corregir los
problemas anatómicos y mecánicos de su organismo, como el ayudar a superar las
secuelas psicológicas, sociales y de autovaloración, que dichas lesiones han
causado.
No
sirve de nada reconstruir una mano o una pierna con grandes y complejas
cirugías, si luego el paciente no tiene la autodeterminación de hacer de esa
mano o de esa pierna un elemento de “orgullo funcional”, donde se focalice su
espíritu de superación, y esto le permita una recuperación completa.
Su historia, su presente y sobre todo su futuro.
Hasta muy pronto.
Estoy de acuerdo, Doc: la belleza física es admirable, la belleza anímica (tenacidad, superación) es plausible y la belleza del espíritu (de superación-solidaria, de trascendencia)es el objetivo = oro olímpico a CONQUISTAR POR LA HUMANIDAD. Sin lograr la presea áurica de la belleza del espíritu nunca llegaremos a ser HUMANIDAD DE PERSONAS. Hay ejemplos maravillosos que nos confirman que SÍ es posible logarlo.
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