lunes, 22 de agosto de 2016

EL LIMITE DE LA HUMANIDAD OLIMPICA


  Estamos en este momento viviendo las increíbles hazañas de atletas profesionales (y no tan profesionales) que participan en las olimpiadas de Rio de Janeiro. Vemos en todos los noticiarios las proezas de Michael Phelps en el agua, la increíble velocidad de Usain Bolt o los logros de diferentes equipos y personas que perseveraron hasta el extremo, para desarrollar su disciplina olímpica al máximo nivel y triunfaron.
Y es claro que  todas estas personas, nos muestran cuales son los límites actuales de las capacidades físicas de la humanidad y por ello son valorados y respetados en el mundo entero.

Sin embargo, quiero comentar en este post un par de detalles que me parecen relevantes y que estoy seguro que muchas personas no han detectado acerca de los Juegos Olímpicos.

Las Olimpiadas son un negocio de lo bello: y lo bello es rentable!.

Por un lado, las enormes infraestructuras cada vez más futuristas e increíbles, permiten a ciudades y países, el reinventarse y mostrarse al mundo.
Desde los estadios para miles de personas que cambian de forma, color y estructura hasta las villas olímpicas, todo esta diseñado para mostrarnos la belleza y poderío del país anfitrión ocultando al mismo tiempo, sus carencias como sociedad y país (desigualdad, decadencia social, contaminación, pobreza etc). 




Sin embargo, este hecho visto desde una perspectiva más global es bueno para la población y la sociedad anfitriona, tanto de manera directa como indirecta.





Por otro lado no se si lo habrán notado pero los atletas olímpicos son cada vez mas bellas y guapos, y esto es claro, así se vende mucho más. Solo hay que hacer una rápida búsqueda por internet para encontrar artículos sobre “Las 14 atletas más sexys de las olimpiadas” o “Los 10 deportistas más guapos de las olimpiadas”.

Curiosamente, estos participantes, se encuentran desarrollando disciplinas con gran repercusión mediática y comercial, donde el equipamiento necesario es compartido, buscado y consumido por millones de usuarios de todo el mundo. Qué niño no sueña con pertenecer al universo de “footbolistas galácticos” y ganar miles de millones jugando al football al comprarse las zapatillas de Neimar o la camiseta de Ronaldo…  La respuesta es clara, el que no puede comprarlas…



Pero no me malinterpreten, no es que esté en contra de toda esta industria de lo comercial y lo bello. De lo deportivo y lo mercantil. Como cirujano plástico y estético sería una hipocresía por mi parte afirmar esto. Creo además que la búsqueda de la perfección en el deporte trae consigo el desarrollo de una fisionomía más sana y por ende más bella (salvando claro esta, algunas disciplinas deportivas que por sus características limitan el desarrollo y crecimiento normal de sus practicantes). Así que el axioma “belleza es salud”, o mejor dicho "salud es belleza", sin duda es para mi una norma.



Pero en este caso particular, al hablar sobre las olimpiadas, mi reflexión se acerca más hacia mi faceta como cirujano reparador y es que con el paso de los años, cuando pienso en olimpiadas, en deporte, superación y esfuerzo, cada vez más tiendo a pensar en las personas que tras sufrir enormes tragedias, accidentes y lesiones, son capaces de superarse a si mismas y a los demás. Capaces de desarrollar disciplinas olímpicas de gran complejidad que implican no sólo una “perfección física o anatómica”, sino también una perfección mental y una voluntad de hierro. Me refiero por tanto a los atletas paraolímpicos.




Me parece increíble constatar que personas con tremendas limitaciones físicas, hayan podido superarlas y hacer de ellas una motivación de autoafirmación y crecimiento.
Del mismo modo encuentro ya no curioso, sino más bien cruel, el hecho que estos atletas y disciplinas olímpicas sean prácticamente desconocidos y marginados en nuestra sociedad de lo bello y lo anatómicamente perfecto.

Creo honestamente, que la capacidad de superación del ser humano es prácticamente infinita. He constatado en incontables ocasiones, cómo al tratar a pacientes de graves lesiones físicas y funcionales, es tan importante el corregir los problemas anatómicos y mecánicos de su organismo, como el ayudar a superar las secuelas psicológicas, sociales y de autovaloración, que dichas lesiones han causado.

No sirve de nada reconstruir una mano o una pierna con grandes y complejas cirugías, si luego el paciente no tiene la autodeterminación de hacer de esa mano o de esa pierna un elemento de “orgullo funcional”, donde se focalice su espíritu de superación, y esto le permita una recuperación completa.










Y con todo esto, me viene a la cabeza una reflexión.


La belleza no esta en el ojo del que mira, sino en el alma que comprende y valora en su justa medida aquello que esta mirando. 
Su historia, su presente y sobre todo su futuro.

Hasta muy pronto.




1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo, Doc: la belleza física es admirable, la belleza anímica (tenacidad, superación) es plausible y la belleza del espíritu (de superación-solidaria, de trascendencia)es el objetivo = oro olímpico a CONQUISTAR POR LA HUMANIDAD. Sin lograr la presea áurica de la belleza del espíritu nunca llegaremos a ser HUMANIDAD DE PERSONAS. Hay ejemplos maravillosos que nos confirman que SÍ es posible logarlo.

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