martes, 16 de agosto de 2016

Aumento de pecho y abdominoplastia, una combinación excelente.


Es muy frecuente que tras los embarazos y la lactancia, se produzcan una serie de cambios fisiológicos en el cuerpo de la mujer, sobre todo en casos donde el niño ha nacido por cesárea o se ha dado un lactancia prolongada.

En estas situaciones es frecuente la asociación de una involución mamaria fisiológica (encogimiento y pérdida de volumen y turgencia del pecho), así como la aparición de una separación de los músculos rectos abdominales y por consiguiente la falta de recuperación del vientre plano (diástasis de rectos abdominales), así como la imposibilidad de conseguir un correcto encogimiento y remodelado de la piel del abdomen, la cual se presenta descolgada y/o con estrías.
Además si la persona presenta algún tipo de debilidad de la pared abdominal (hernia, eventración etc.), ésta se verá incrementada durante el embarazo y se mantendrá tras el mismo.

Así pues en mi consulta, es muy frecuente que pacientes que vienen para valorar la corrección de las secuelas del embarazo o la cesárea y que centran su atención en su abdomen, presenten tras corregir esta situación, inconformidad con el volumen, forma o turgencia de su pecho.
Por ello, en mi práctica privada siempre intento explicar a mis pacientes que nuestro cuerpo es un conjunto armónico, donde si presentamos un problema y lo solucionamos y no detectamos otras situaciones, no conseguiremos un resultado global perfecto.

Esta mañana, hemos operado a una paciente, aplicando este conocimiento y filosofía de trabajo.  La paciente presentaba una hernia abdominal importante, así como una gran cantidad de estrías, una severa diástasis de rectos. Además había visto como su pecho se redujo drásticamente al terminar la lactancia.

Así pues, planeamos y corregimos todos estos detalles, con una cirugía combinada de aumento mamario y abdominoplastia reparadora con corrección de la diástasis y la hernia umbilical presentada.

El resultado ha sido simplemente excelente y el tiempo total de la cirugía fueron 3 horas únicamente. 

Algo que me parece importante comentar en este post, es que he venido viendo en muchas pacientes en las que asocio este tipo de cirugías combinadas, que en contra de lo que habitualmente se piensa y comenta, el postoperatorio de las pacientes se tolera mejor, que cuando se realiza cada intervención por separado.

Pese a las molestias iniciales de las heridas quirúrgicas, el dolor que presentan en las zonas de intervención es menor que cuando se opera el pecho o el abdomen por separado. Creo que al tener una mayor área de “daño quirúrgico”, el cerebro hace que en global, las molestias se minimicen, para así ser mejor toleradas.
Además el hecho de sólo pasar por un tiempo de postoperatorio y recuperación es una enorme ventaja a la hora de reincorporarse a la vida laboral, familiar o el deporte.


Algo que he visto en múltiples ocasiones, es que cuando se operan dos zonas del cuerpo diferentes como en este caso, el paciente sólo refiere molestias en una de las zonas, pasando la segunda a prácticamente a ser olvidada o describe como “Normal”, “Como si no se hubiese operado de eso”.
Sin duda esto es algo que habrá que seguir valorando y contrastando.

Algo interesante y que ha motivado en parte el que escriba este post, fue el comentario que me hizo la paciente cuando estaba diseñando y pintando su cirugía en la habitación de la clínica. Me dijo: ¿Por qué cuando una mujer tiene que hacerse un cesaría programada, como fue mi caso, no se le ofrece el poder corregir y tratar de forma temprana las secuelas de la cesaría con una abdominoplastia?.
Y es verdad, en casos como en el de esta paciente donde se sabe de antemano la presencia de la diástasis y la hernia abdominal presentada, así como la indicación de realizar una cesárea electiva, una muy buena opción es la realización conjunta de una abdominoplastia reparadora. Eso sí, habría que valorar en cada caso la conveniencia de dicha técnica en el contexto del estado de la paciente, sus tejidos y del niño que se va a tener.

Este es un tema un tanto controvertido entre cirujanos plásticos y ginecólogos y lo desarrollaré posteriormente. Hasta entonces. Un saludo cordial a todo aquel que lea este post. 

1 comentario:

  1. Muy bueno el post en su totalidad y te felicito por ello. Sólo deseo reafirmar el análisis que haces sobre "dos fuentes de dolor". Nuestro cerebro no acepta el sufrimiento,porque es síntoma de muerte estéril pero sí el dolor porque es señal de que algo está en riesgo y, por lo mismo, puede convertirse en sufrimiento y muerte si no se atiendo diligente y eficientemente.
    Cuando así sucede la conciencia biológica dirige toda su "atención-tensión" hacia lo que "considera prioritario" y minimiza hasta límites muy bajos de conciencia las necesidades no urgentes, no prioritarias, no amenazadoras de sufrimiento y "muerte". Semejante a lo dicho es lo que suele suceder con las episiotomías; el cerebro de la madre está centrado en la amenaza de muerte de su criatura y apenas acusa conciencia del dolor quirúrgico o lo ignora.
    Esta es la razón psico-neurológica que explica la experiencia de las pacientes que con dos fuentes de dolor, sólo acusan una. No es que de la segunda fuente no tengan conciencia; sí la tienen pero mitigada.

    Doc. Felicitaciones

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