Últimamente, me he dado cuenta que el tema de los vendajes y apósitos es motivo de gran preocupación entre los pacientes. Esto es entendible pues suelen dificultar la vida social o laboral de las personas, pero creo que hay que aclarar algunos puntos mas “médicos” al respecto.
Los vendajes, apósitos, férulas de escayola y parches tras las intervenciones quirúrgicas, son de suma importancia.
Habitualmente se colocan para proteger a el/la paciente de golpes, lesiones o movimientos bruscos y con ello mantener el resultado inicial obtenido en el quirófano. Claro, a nadie le gusta salir a la calle con un vendaje abultado, sobre todo, si éste es muy visible, pero creo que ya que uno se somete a una intervención estética o reparadora y quiere tener un gran resultado, hay que colaborar con este objetivo llevando y cuidando los vendajes y apósitos utilizados.
Es cierto que hay compañeros cirujanos plásticos que no utilizan casi vendajes. Supongo que es una opción personal basada en la experiencia propia y la observación; sin embargo, personalmente creo que si podemos utilizar un recurso que mejore o mantenga nuestro resultado en los momentos críticos de la cicatrización y la curación, es de tontos o inconscientes no hacerlo, no te parece?.
Yo siempre les digo a mis pacientes “es tan importante lo que yo hago en el quirófano como lo que tú haces en casa” y esto es absolutamente cierto. De nada sirve estar 6 u 8 horas reconstruyendo un rostro, una nariz o una mano tras un accidente si luego el paciente no cuida sus tejidos o peor aún, los lesiona o infecta utilizando tóxicos como el tabaco u otras drogas.
He constatado en muchas ocasiones, cómo se puede llegar a estropear un gran resultado quirúrgico tanto estético como reparador, por no haber seguido fielmente las indicaciones o cuidados postoperatorios pautados. Esto es para mí un duro revés como cirujano y para el paciente un problema potencialmente grave.
Recuerdo un par de casos donde tras una reconstrucción compleja de la mano de un joven y una reconstrucción de la pierna en una mujer ambos pacientes se pusieron a fumar como posesos en el postoperatorio. El chico lesionó sus tejidos gravemente (por la isquemia y vasoespasmo que el tabaco + sus lesiones previas produjeron), pero, tras decirle que perdería los dedos reparados si seguía fumando, dejó de hacerlo y sus dedos se recuperaron a las 48 horas.
En el caso de la mujer no hubo tanta suerte. Ella era una fumadora severa y a pesar de las advertencias continuó fumando dentro del hospital. El resultado fue que los tejidos transplantados en su pierna murieron y tuvimos que reoperarla hasta en 2 ocasiones más para solucionar su problema. Claro está que no se obtuvo el resultado ideal que se pudo haber obtenido en la primera cirugía.
Y es que tanto al realizar procedimientos reparadores-reconstructores, como estéticos, hay muchos detalles que aunque no lo parezcan, influyen mucho en el resultado final. Por ello debemos tratar de controlarlos, prevenirlos y llegado el momento tratarlos.
Me parece, Dr. Aparicio, muy útil e importante lo que dice pero permítame una sugerencia: amplíe el análisis a los efectos de otros tóxicos (alcohol, drogas diversas de consumo común, exposición al sol y a tóxicos caseros) y, aunque sea brevemente amplíe un poco las consecuencias de no cuidar las férulas, apósitos, vendajes etc. y los cuidados higiénicos complementarios. Creo que esto podría ser de de gran interés práctico para los que queremos ser atendidos por Ud. y para los pacientes en general pues podríamos hacer consultas previas a la cirugía respecto a estos temas.
ResponderEliminarLo felicito por la expresión de humildad al reconocer la igualdad de la importancia de nuestro quehacer post-operatorio con el suyo, pero me parece que se ha excedido un poco porque ya decía santa Teresa: humildad es la VERDAD.
JULIUS
Muchas gracias Julius por el comentario, intentaré ampliar la información que me solicitas en otro post enfocado a estos temas. Un saludo.
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