Hay pocas cosas que marquen más la vida de una persona que el hecho de tener un tumor. Si a esto le aunamos el hecho de que para tratar este tumor hay que someterse a diferentes intervenciones quirúrgicas y que estas pueden llegar a ser mutilantes y estigmatizantes para una persona, entenderemos la necesidad de que un equipo de cirujanos reparadores o reconstructores actúen.
Lamentablemente en nuestra comunidad esta situación ideal no se da habitualmente. Lo normal, es que las mujeres con un cáncer de pecho sean atendidas por ginecólogos o cirujanos generales que realizan la resección tumoral e intentan realizar procedimientos reparadores sin tener la formación y experiencia necesarias. Cabría preguntarse entonces ¿por qué pasa esto?.
La respuesta es compleja e implica a la administración de los servicios de salud, las sociedades de cirujanos generales y ginecólogos y sobretodo el desinterés de brindar un servicio de calidad a los pacientes y sí de dar, un servicio “económico” a los mismos.
Hay muchas maneras de reconstruir el pecho de una mujer mastectomizada, pero solo una manera ideal para cada paciente. Esto hace que sólo teniendo un bagaje amplio de técnicas y recursos, se podrá elegir en cada momento la técnica apropiada para cada persona, y quienes tenemos este bagaje somos los cirujanos plásticos y reparadores.
Tiene delito el que los pacientes se sometan a cirugías no correctamente indicadas y cuando las complicaciones aparecen, se les derive a otro hospital o servicio de cirugía plástica para solucionar el asunto, cuando en realidad se les debió atender desde el principio por dichos profesionales.
Es inexcusable, que a pacientes de diferentes comunidades u hospitales, no se les ofrezcan todas las opciones reparadoras porque el equipo que realiza la reconstrucción las desconoce, o porque es más “fácil” hacer una cirugía “sencilla” pese a tener muchos peores resultados y sobretodo muchas más complicaciones a largo plazo. Lamentablemente toda esta situación la suelen desconocer los pacientes así como las asociaciones de los mismos. Esto ocasiona que la población se conforme con la atención que se les ofrece, pese a ser esta deficiente y en muchos casos riesgosa.
Así que la próxima vez que le ofrezcan realizarse un procedimiento reconstructivo, primero cerciórese de que quien se lo ofrece es un cirujano reparador y no alguien con ganas de experimentar o jugar a ser cirujano plástico.
Por lo tanto, si eres un mujer que se someterá a estas intervenciones, ojo, mucho ojo.
http://www.silfid.es/tratamientos-cirugia_mamaria-reconstruccion.php
http://www.silfid.es/tratamientos-cirugia_mamaria-reconstruccion.php
ME PARECE MUY VALIENTE por lo veraz y confrontacional con la praxis defectuosa y, en algunos casos, delictiva por injusta o, al menos, anti-ética porque no se busca la verdad (quirúrgica-hospitalaria) sino el eficientismo.
ResponderEliminarAhora bien, creo que esta denuncia deberá ser complementada con el esfuerzo de diálogo con las personas e instituciones que tal praxis ejecutan y, si no fuera posible por múltiples resistencias, ir formando asociaciones de médicos que estén dispuestos a poner la ética al mismo nivel que los distintos modos de eficiencia científica, tecnológica y económica. Estas asociaciones pueden lograr, con el tiempo y la demostración de la bondad del quehacer descrito, la conveniencia y necesidad del proceder ético.
Para el logro de este cometido será muy positivo si pueden asociar, también, la del colectivo de mujeres que se han visto afectadas negativamente por el mal o defectuoso proceder médico-quirúrgico y el de las mujeres que se han beneficiado por el proceder correcto, científico-técnico y éticamente hablando.
Felicitaciones Dr. Aparicio porque este artículo valiente puede ser el inicio de tarea tan meritoria, cual es la sugerida.
Julius