¿La belleza es una necesidad?

Hace tiempo leí, que la belleza esta ligada a la simetría de los dos hemicuerpos (el derecho y el izquierdo), y que cuanto más simétricos seamos, más bellos seríamos. Además el artículo se refería a la posibilidad de tener éxito en nuestra vida social, amorosa y sexual según el grado de simetría que tengamos (según nuestro grado de belleza). Sin duda el ser guapa/guapo, abre muchas puertas y puede facilitar la interacción social e incluso me atrevería a decir que a propulsar nuestro desarrollo personal si sabemos jugar bien nuestras cartas.

Visto así, todos deberíamos apostar por ser cada vez más bellos, ¿o no?.

Hoy por hoy nuestra imagen corporal y facial, es cada vez mas analizada, tanto por la gente que nos rodea como por nosotros mismos. Buscamos modelos de belleza a seguir (que generalmente se correlacionan con modelos de “éxito” a seguir). Esto no tiene nada de malo claro está, el problema se inicia cuando olvidamos que detrás de nuestras arrugas, imperfecciones y/o rasgos estilizados, lo que en realidad hay es un ser humano.

Hace un par de semanas, una paciente me dijo, “Dr. Estoy hecha un desastre, me he vuelto vieja de un día para otro, antes estaba bien, y ahora soy un solo de arrugas. No me soporto a mi misma”. Yo la miré fijamente unos segundos analizando cada arruga, y cada mancha de la piel en su rostro, la forma de su perfil,  y en definitiva las huellas que la vida, el tabaco y la edad, habían dejando en ella.  En mi mente, ya había hecho un esquema del conjunto de cirugías que debía hacerle (que si un Lifting facial y de cuello, una blefaroplastia, una dermoabrasión peribucal, etc). Lo que había hecho, era analizar técnicamente, como abordar cada uno de los problema estéticos de la paciente para conseguir un gran resultado y sin embargo sentí que algo se me escapaba.

 Ya iba a empezar a recomendarle “soluciones” a “sus problemas”, cuando de pronto me di cuenta que más allá de sus antecedentes médicos, su edad, las arrugas o el rostro envejecido, había un problema al que no estaba prestando atención y la expresión manifiesta de éste era el  “no me soporto a mi misma” que refirió la paciente.

La señora en realidad estaba sumida en una gran depresión por distintos problemas y veía en la cirugía la solución a todos sus males. Amablemente le recomendé las intervenciones que había diseñado en mi mente pero le dije que no podríamos realizarlas si primero no había superado el bache afectivo en el que se encontraba. 

Creo firmemente que someterse a una o varias intervenciones estéticas en el contexto de un estado de inestabilidad emocional es un error. No solo por la inestabilidad metabólica e inmunodepresión inherente a la depresión (con el correspondiente riesgo de infección y complicaciones postquirúrgicas severas) si no por el impacto psicológico que un cambio de la imagen corporal (aunque  éste sea para bien) conlleva.

La cirugía plástica intenta satisfacer las necesidades de los pacientes. Debe intentar mejorar y reslatar las características únicas de cada persona. Hacerles ver, sentir y vivir mejor. Sin embargo, en muchas ocasiones ni los cirujanos, ni los pacientes somos conscientes que la belleza física, solo se consigue cultivando un estado más fundamental y dinámico; el de belleza personal y salud interior.

Termino esta entrada con un pensamiento, escrito por el filósofo indio Patajali que siempre me ha parecido motivador, y dice:

"Cuando te inspira un objetivo importante, un proyecto extraordinario,todos tus pensamientos rompen sus ataduras: tu mente supera los límites, tu conciencia se expande en todas direcciones y te ves en un mundo nuevo y maravilloso. Las fuerzas, facultades y talentos ocultos cobran vida en ti, y descubres que eres una persona más plena, más bella y mejor de lo que habías soñado ser".